Wednesday, August 31, 2011

Están vivos

"Ellos viven. Nosotros dormimos."

Un hombre normal y corriente encuentra por casualidad unas gafas de sol con las que descubre que entre los humanos cohabitan extraterrestres y como éstos los han convertido en sus esclavos mediante mensajes subliminales. El protagonista intentará por todos los medios hacer despertar a la humanidad de su condición.

Los 80 fueron una década de lo más fructífera para John Carpenter, durante esa época estrenó varios de sus mejores largometrajes, La niebla, 1997: Rescate en Nueva York, La cosa, El príncipe de las tinieblas y la película que aquí nos ocupa, Están vivos (They live, 1988).

El origen de la película lo encontramos en una interesante historia corta titulada "Eight o'clock in the morning" escrita por Ray Nelson y que fue publicada en The magazine of fantasy and science fiction en 1963, la historia de un hombre que tras despertar de una sesión de hipnosis descubre que toda la humanidad ha sido hipnotizada por una raza alienígena que la manipula a su antojo y sólo tiene hasta las 8 de la mañana del día siguiente para resolverlo. Dicha historia fue adaptada en formato cómic por Bill Wray en 1986, con el título de "Nada", publicada en el Nº 6 del cómic de antologías Alien Encounters bajo el sello Eclipse Comics. Fue la versión cómic la que conoció Carpenter y decidió comprar los derechos tanto del relato como del cómic y realizar su adaptación al cine.

Carpenter reclutó a un grupo de actores poco conocidos. El luchador de wrestling Roddy Piper se llevó el papel protagonista después de que el director lo viese en WrestleMania (lo que fue una elección no del todo acertada). Su compañero de fatigas en la película fue interpretado por Keith David, para quien Carpenter había escrito expresamente el papel, tras el buen recuerdo que tenía de él de su colaboración en La cosa (1982). El resto del reparto se completó con Meg Foster, Peter Jason y Raymond St. Jacques.

Los apuntes sobre la crítica a la sociedad de consumo que conlleva la película fueron introducidos por Carpenter, según declaró el director "Volví a ver televisión otra vez y rápidamente me di cuenta de que todo lo que vemos está diseñado para vendernos algo. Lo único que quieren hacer es coger nuestro dinero". Añadió además "Ellos quieren poseer todos nuestros negocios. Un ejecutivo de la Universal me preguntó '¿Dónde está la amenaza en eso? Nosotros vendemos todos los días'. Al final usé esa frase en la película."

Los alienígenas protagonistas son la cara de los problemas de la sociedad, aquellos que nos rodean, pero que no somos capaces de ver, ellos son la sociedad de consumo, el capitalismo a toda costa, la dependencia de la televisión y la manipulación política. Gracias a ideas como esa Están vivos se convierte en ciencia ficción de la buena, esa que nos habla de cosas trascendentales mediante una excusa o argumento fantástico (aquí regado también con grandes dosis de sarcasmo, mala leche y diversión). Carpenter nos coloca las gafas de sol de Nada para que veamos una película de ciencia ficción clásica, como las que ya no se hacen (ese blanco y negro ocasional es una prueba de ello), con invasiones extraterrestres, repugnantes aliens, antihéroes destinados a salvar al mundo y mucha crítica social. La película tiene el espíritu de la mejor serie B y desprende el gusto de la sci-fi bien entendida, de hecho, Están vivos fue posiblemente la última gran película de ciencia ficción de los 80.

La película guarda grandes momentos, pero ninguno como la brutal e interminable pelea entre Roddy Piper y Keith David, una de las mejores de la historia. Según Carpenter la razones para crear la secuencia fueron según sus palabras "Dos cosas. En primer lugar, que nunca había visto una pelea en una película durar tanto tiempo y pensé que sería genial. Y Roddy Piper viene del mundo del wrestling y quien mejor para saber sobre peleas. Así que, el gran problema con la pelea fue la cantidad de tiempo que nos llevó ensayarla. Ellos necesitaron un mes y medio y eran tan buenos que estaban golpeándose el uno al otro haciendo contacto."

La película fue un discreto éxito comercial, sus reducidos 4 millones de presupuesto se convirtieron en 13.008.928 de dólares en la taquilla norteamericana. Por otro lado, el film no supuso un éxito crítico en su momento, parece como si todo el mundo estuviese tan ciego como la humanidad en la propia película y no supieron apreciar la propuesta de Carpenter, pero poco a poco el tiempo la va colocando en el lugar que merece, hoy día ya es una película de culto, pero algún será considerada un clásico.


Curiosidades:

El único personaje de toda la película que tiene nombre y apellido es Holly Thompson, interpretada por Meg Foster.

La revista Total Film colocó a Están vivos en el puesto 29 de su lista de "The 34 greatest cult movies all time". Y la revista Entertaiment Weekly la aupó al puesto 38 de su lista "The top 50 cult movies".

La frase (de la versión original) "I have come here to chew bubble gum and kick ass, and I'm all out of bubble gum" fue improvisada por Roddy Pipper. El actor tomó la frase de una lista de ideas que él había creado para sus entrevistas como luchador de wrestling.

Durante la película nunca es mencionado el nombre del personaje interpretado por Roddy Piper, en los créditos finales indica que el personaje se llama Nada. El protagonista del relato de Ray Nelson se llama George Nada.

John Carpenter fue el autor del guión aunque aparece acreditado como Frank Armitage, personaje de El horror de Dunwich de H. P. Lovecraft.

Roddy Piper estaba casado durante el rodaje de la película y se negó a quitarse su anillo de bodas. El anillo es visible en varias escenas.

Los comunicadores que usan los guardas son los medidores PKE de la película Los cazafantasmas (1984).

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